lunes, 30 de noviembre de 2009

Acción,reacción

NO HAY BURGUESES INOCENTES! (Emile Henry, luego de ser interrogado por el juez acerca de por qué había hecho explotar una bomba en el Café Terminus de París -año 1894-, y a causa de lo cual murieron varias personas "inocentes". Y agregó : "Todos los que están satisfechos con el orden establecido, todos los cómplices y empleados de la propiedad y el Estado, toda la masa de buenos pequeños burgueses que ganan cientos de francos al mes, que son más reaccionarios que sus amos, que odian a los pobres y se ponen al lado de los ricos. Esa es la clientela del Terminus. Ahora ya saben por qué golpeé en ese lugar")

Respuesta: !! Que absurdo !! Todos luchan por conseguir una vida mejor. Y aquellos que lo consiguen se convierten automáticamente en el enemigo. CULPABLES. Esos son pretextos usados por los terroristas para satisfacer su sadismo.

>Respuesta: De acuerdo. El terrorismo no se justifica (aunque a veces la violencia sí). Sin embargo, aun así, Emile Henry tenía razón en algo: no hay burgueses inocentes. De un modo u otro, los ricos viven del trabajo de los obreros y campesinos, a quienes pagan sólo una pequeña parte de lo que producen y ellos (los ricos) se embolsan el resto. La clase media sueña con ser lo mismo que los ricos, tiene idénticas aspiraciones, se comporta exactamente igual (guardando las proporciones) y es tan reaccionaria -o más- que los muy ricos. Entre éstos últimos todavía de vez en cuando puede encontrarse alguna persona generosa y resuelta a aliarse con los pobres. Pero entre la clase media...uf, son aún más codiciosos que sus ídolos, los ricos. Cada burgués recibirá su bomba (Ravachol), y si no una bomba, al menos sí una buena patada en el culo (yo).

de corazones que laten a toda velocidad

 


Que mas decir de esta gran banda trasandina,que marco 
fuertemente mi vida,por ahi, cuando tenia como 13 años y
 escuche el disco " A los que se han apagado" Desde ese 
momento que no paro de escucharlos! 
grande E.I pure fire! 
Y nadie se rinda sin reivindicar A nuestras flores, 
regadas con sal

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